¿Nos visitan los extraterrestres?, esta es una cuestión que comúnmente tiende a confundirse con otra muy similar ¿Existe vida en otro lugar que no sea la Tierra?. La verdad es que desconocemos la respuesta tanto a una como a la otra, pero mientras que contemplo la existencia de vida extraterrestre como algo ciertamente posible, (aunque nadie sepa con certeza ni siquiera el grado de probabilidad), contemplo las visitas extraterrestres como algo prácticamente imposible y totalmente risible. Así pues, puedo creer que los avistamientos de Objetos Volantes No Identificados son cualquier cosa excepto platillos volantes procedentes de otros mundos.
Para que se produzca la visita de una entidad biológica extraterrestre se deben producir varios acontecimientos. Primero debe existir un planeta adecuado para el desarrollo de la vida, segundo la vida debe desarrollarse en dicho planeta, tercero la vida debe evolucionar hasta alcanzar un estadio inteligente, cuarto la civilización extraterrestre debe desarrollar una tecnología que les permita salir al espacio y quinto deben visitarnos, (porque de eso se trata). Esta cadena de acontecimientos es una versión muy reducida y simplificada de la conocida ecuación de Drake que pretende estimar el número de civilizaciones existentes en nuestra galaxia. Analicemos por un momento estos puntos.
Respecto a la existencia de planetas extrasolares, los astrónomos tienen buenos candidatos, han observado la presencia de nubes de materia planetaria alrededor de otras estrellas y los modelos aceptados para la formación de estrellas incluyen la formación de planetas alrededor de ellas. Este punto parece que no presenta muchos problemas.
La aparición de vida en un planeta extrasolar es un punto algo más complicado. Por supuesto, no se dispone de ninguna evidencia directa. Sin embargo, los experimentos de laboratorio indican que, dados los elementos adecuados, (carbono, hidrógeno, nitrógeno, azufre, fósforo, oxígeno y algún otro), junto con unas condiciones adecuadas de suministro de energía, la química que se produce de forma natural conduce a la formación de moléculas orgánicas complejas. Esto representa un primer paso hacia la aparición de la vida, un primer paso que bajo las condiciones adecuadas es inevitable. La evolución química primigenia puede ser muy delicada y depender de muchos factores pero parece bastante obvio que no es imposible.
Una vez aparece la vida, la evolución se encarga del resto. Si la inteligencia representa una ventaja para la supervivencia, es bastante probable que, una vez aparezca, se mantenga, y si el control del ambiente por la tecnología es una ventaja también se desarrollará esta.
Hasta aquí parece que todo es perfecto. Dado el ingente número de estrellas en nuestra galaxia, parece que la improbable cadena de acontecimientos que conducen a una vida inteligente y tecnológicamente desarrollada se producirá en algún lugar tarde o temprano, (al fin y al cabo nosotros estamos aquí!). Sin embargo aún hemos de tratar el último punto, el de las visitas. Este es el punto más delicado, el punto que lo echa todo a perder y el problema se llama distancia y velocidad.
No sabemos cuantas civilizaciones extraterrestres pueden existir, (si es que existe alguna, por supuesto), pero sea este número el que sea, lo que si es cierto es que estarán lejos, muy lejos. El hecho de que hayamos podido pisar la Luna y hayamos mandado sondas a todos los planetas del Sistema Solar, excepto a uno, no debe llevarnos al error de pensar que del mismo modo que nosotros vamos allí, los de allí podrían venir aquí. Las distancias implicadas en el Sistema Solar, (como mucho algún millar de millón de kilómetros), son totalmente despreciables frente a las implicadas a escala estelar. En astronomía la unidad de uso común es el año-luz, (o el parsec que son 3.26 años-luz). Un año-luz es la distancia que la luz recorre en un año, casi 10 billones de kilómetros !!!, y lo habitual es que se manejen sus múltiplos, (centenares, miles, millones o miles de millones !!!). ¿Si las civilizaciones extraterrestres están tan lejos, (incluso las estrellas más cercanas están muy lejos), como se las arreglan para venir hasta aquí?. Uno podría pensar que es una cuestión de correr más deprisa, sin embargo aquí aparece el segundo problema.

Desafortunadamente para los promotores de la hipótesis de los platillos volantes, existe un límite absoluto de velocidad en el Universo, esta es la velocidad de la luz, (300 000 km/s). La luz emitida por una estrella situada a 100 años-luz de distancia tardará 100 años en llegar a la Tierra. Una nave espacial deberá viajar a una velocidad menor y, por lo tanto, empleará un tiempo aún mayor !!!. Pensemos por un momento en que la mayor velocidad alcanzada por una nave espacial lanzada desde la Tierra fue de poco más de 150 000 km/h, esto es un 0.014 % de la velocidad de la luz y, por lo tanto, tardaría más de 700 000 años en llegar a una estrella situada a 100 años-luz de la Tierra. Para empeorar las cosas, la energía necesaria para impulsar una nave espacial a una velocidad cercana a la de la luz es tan ingente que se hace difícil creer que alguien va a emplearla para acercarse hasta la Tierra, revolotear un rato por los cielos terrestres y largarse. Algunas voces en los círculos ufológicos argumentan que quizás los platillos volantes se basan en un tipo de física que desconocemos (sic) y por eso no tienen ningún problema para recorrer enormes distancias en poco tiempo. Esto es bastante sorprendente ya que si es un tipo de física que no conocemos difícilmente podemos sacarla a relucir para apoyar algún argumento; en otras palabras, en una discusión no está permitido inventar argumentos.

Bien, quizás estoy equivocado, quizás los platillos volantes si que existen, quizás si que nos visitan, quizás si que nos observan. En este caso ¿existe alguna evidencia para estas afirmaciones?. ¿Qué hay de los avistamientos de extrañas luces en el cielo? Lo único que puedo decir es que extrañas luces en el cielo son precisamente eso, extrañas luces en el cielo. Dar el salto hacia una hipótesis extraterrestre es tan gratuito que no puedo comprender como alguien en su sano juicio puede hacerlo. Los partidarios de los platillos volantes siempre hacen notar que de entre todos los avistamientos de OVNIs, aunque la mayoría se expliquen mediante causas naturales o fraudes deliberados, (de los que hay un montón), siempre existe un pequeño porcentaje de casos no explicados. El argumento es que no puede ser otra cosa más que un platillo volante, es decir se emplea la propia ignorancia, (la típica observación ¿... pero qué más puede ser?) para apoyar la hipótesis extraterrestre. Otro argumento empleado por los partidarios de los platillos volantes es que dado que los avistamientos de OVNIs comparten características comunes y siguen patrones parecidos algo de cierto debe de haber en ellos, que donde hay humo seguro que hay fuego. La falacia de ese argumento es que no tiene en cuenta la difusión de información a través de los medios de comunicación. Tan pronto como un nuevo caso de avistamiento sale a la luz empiezan a proliferar avistamientos similares. Además, el argumento no justifica de ningún modo la hipótesis extraterrestre de los avistamientos OVNI. En resumen, donde hay tanto humo seguro que sólo hay humo.
¿Y que hay de avistamientos cercanos?, quiero decir aterrizajes, abducciones y tonterías similares, (o tonterías peores aún como supuestos implantes, relaciones sexuales con aliens, etc...). Desafortunadamente no existe ninguna prueba material u objetiva que apoye estas alocadas afirmaciones, sólo existen testimonios personales que son incapaces de aportar alguna evidencia para respaldar sus supuestas experiencias. En el pasado se veían dragones, sirenas, ángeles y demonios, hoy se ven platillos volantes, (bueno supongo que hoy en día también hay gente que afirmará haber visto dragones, sirenas, ángeles, demonios o a la virgen). Al parecer la gente necesita creer en algo, algo extraordinario y excitante, algo que desafíe lo que consideran un Universo aburrido y en este sentido la creencia en los platillos volantes no se diferencia mucho de otros cultos irracionales.
Es muy probable que se sigan viendo OVNIs en el futuro y posiblemente se seguirán asociando a platillos volantes tripulados por inteligencias extraterrestres. En cierto modo el mito OVNI si tiene un origen inteligente, el propio ser humano.


El fenómeno ovni constituye una de las experiencias psicoides más controvertidas de nuestro tiempo [psicoides son los "fenómenos que no pertenecen al reino del psiquismo ni al reino de la realidad material sino que se hallan ubicados en el interregno existente ente la conciencia y la materia"]. Desde que en 1947 fueron avistados por primera vez por el pilito civil Keneth Arnold cerca del monte Rainer, son muchas las personas de todo el mundo que aseguran haberlos visto ovnis. Hay quienes dicen haberlos visto a plena luz del día mientras que otros, en cambio, hablan de la presencia de extrañas luces en mitad de la noche. Unos aseguran haber presenciado el aterrizaje de naves extraterrestres mientras que otros, por su parte, llegan a asegurar que se han entrevistado con extraterrestres o que han sido abducidos y llevados a bordo de una nave en la que fueron sometidos a rigurosas investigaciones científicas.
El interés público que despertó el fenómeno ovni impulsó a las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos a emprender una investiación exhaustiva al respecto dirigida por un comité especial de la Universidad de Columbia. La conclusión a la que arribaron los investigadores fue negativa, ya que atribuyeron la mayor parte de los avistamientos a desórdenes mentales o a "interpretaciones erróneas" de fenómenos fácilmente explicables como, por ejemplo, globos metereológicos, meteoritos, bandas de pájaros o reflejos inusuales. Pero esta investigación no satisfizo al público ni a los investigadores más rigurosos. El informe del gobierno afirmaba que su principal objetivo era el de prevenir el pánico ante la posibilidad de una visita extraterrestre. Por otra parte, existen documentos que demuestran fehacientemente que las Fuerzas Aéreas difundieron el rumor de los ovnis para encubrir los accidentes de sus propias naves experimentales secretas.
Si bien es posible que muchos avistamientos sean simples fraudes, percepciones erróneas de fenómenos naturales o pantallas que pretenden ocultar determinadas investigaciones secretas, lo cierto, sin embargo, es que numerosos observadores inteligentes, emocionalmente estables e incluso expertos y, por tanto, merecedores de toda confianza, siguen avistándolos. Existen suficientes informes en torno a este tema como para convencernos de que el debate ovni sigue abierto y merece una atención especial.
La controversia sobre este punto suele girar en torno al hecho de si nuestro planeta está siendo visitado por naves espaciales reales procedentes de otras regiones del universo. En nuestra opinión, no obstante, la situación es algo más compleja. Muchos fenómenos ovni parecen tener una naturaleza psicoide, es decir, que si bien no son simples alucinaciones tampoco son "reales" en el sentido ordinario del término, siendo posible que representen un fenómeno "híbrido" en el que se combinan elementos de la vida mental y del mundo físico. En tal caso, sin embargo, el fenómeno sería extraordinariamente difícil de estudiar por medio de los métodos científicos tradicionales, basados en una distinción meridiana entre lo real y lo irreal, entre los acontecimientos materiales y los sucesos psicológicos. Si tal cosa fuera cierta, cualquier estudio comprensivo de este tipo de fenómenos debería ocuparse simultáneamente de la evidencia física y de la nueva perspectiva psicológica que nos proporciona la moderna investigación sobre la conciencia y la nueva física.
Ya hemos señalado que los encuentros alienígenas, las visiones de naves espaciales físicas o metafísicas y los viajes extraterrestres han sido constatados a lo largo de toda la historia de la humanidad. C. G. Jung, que estaba interesado en el fenómeno ovni, escribió un libro fascinante titulado Platillos volantes: Sobre cosas que se ven en el cielo, basado en un cuidadoso análisi histórico de las leyendas sobre discos voladores y apariciones a lo largo de todas las épocas -muchas de las cuales desataron fenómenos de histeria colectiva- y llegó a la conclusión de que el fenómeno ovni puede ser una visión arquetípica que se origine en el inconsciente colectivo.
La mayor parte de los avistamientos ovni van asociados a la visión de luces sobrenaturales similares a las que acompañan los raptos místicos. Las descripciones de los supuestos visitantes, naves y ciudades extraterrestres presentan un incuestionable paralelismo con elementos de procedencia mitológica y, por ello, la hipótesis del inconsciente colectivo resulta sumamente tentadora. Pero éste no es más que un aspecto de la historia. Lo que más nos interesa recalcar ahora es el hecho de que, en muchos casos, los ovnis han dejado evidencias físicas, lo cual los circunscribe al mundo de la realidad consensual. Éste es un elemento que dota al moderno fenómeno ovni de una cualidad claramente psicoide. Sin embargo, la naturaleza de estas evidencias resulta en ocasiones ambigua y deja la puerta abierta a interpretaciones muy diversas. Convendría recordar, en este punto, que la naturaleza caprichosa y elusiva de algunos avistamientos parece confirmar su naturaleza psicoide en lugar de ser un argumento negador de su existencia [...]
Las controvertidas evidencias físicas que parecen avalar la existencia de los ovnis son las huellas dejadas en el suelo por los aparatos, la tierra quemada, materiales que no pueden ser identificados por medio del análisis químico, fotografías o películas de aficionados, señales enigmáticas en los cuerpos de las personas abducidas, misteriosas mutilaciones de ganado, etcétera.
Los relatos de quienes afirman haber sido abducidos coinciden sorprendentemente con las descripciones que nos ofrecen otros abducidos sobre formas de vida alienígena y con ciertos símbolos que aparecen durante los contactos. Lo mmismo ocurre en el caso de que las personas carecieran de información o de todo interés sobre el tema antes del momento de la abducción. En los casos en los que los supuestos abducidos han sido hipnotizados para superar la amnesia que parecen sufrir y recuperar, de ese modo, los recuerdos del incidente, los relatos proporcionados independientemente por diferentes testigos acerca del mismo suceso concordaban y eran plenamente congruentes entre sí [...]
Jaques Vallée, un experto astrofísico e investigador que ja estudiado y escrito sobre el tema durante dos décadas, ha llegado a la conclusión de que el fenómeno ovni ha evolucionado a lo largo del tiempo. Su propio avistamiento desde el observatorio francés donde trabajaba, el examen de fotografías realizadas por diferentes personas y sus entrevistas a quienes afirman haber tenido un encuentro de este tipo le han llevado a conclusiones que sustentan nuestra tesis de que el fenómeno ovni presenta características psicoides.
Tras varios años de intensa investigación Vallée ha llegado a la conclusión de que algunos ovnis tienen una realidad física que se halla muy estrechamente ligada a las inusuales experiencias internas de quienes experimentan el avistamiento. Según Vallée, las naves proceden de "otras dimensiones" espaciotemporales coexistentes con nuestro universo y que quizás no sean "extraterrestres" en el sentido habitual del término. Vallée especula con la posibilidad de que las inteligencias extraterrestres que producen y controlan el fenómeno sean capaces de manipular el espacio y el tiempo en modos que sobrepasan nuestra capacidad de comprensión e incluso nuestra imaginación. Desde su punto de vista, es posible que el estado de conciencia del observador posibilite que el ovni penetre en su
dimensión espaciotemporal y se haga entonces perceptible. Sin embargo, en su opinión, los ovnis no son el mero producto de la mente del observador ya que, al igual que los guías espirituales de Jung, tienen una existencia independiente de nuestra propia conciencia. En otras palabras, en lugar de ser fabricaciones de nuestra imaginación, los "extraterrestres" utilizan nuestra conciencia como una puerta que les permite entrar en el plano de nuestra realidad cotidiana.
El fenómeno ovni presenta problemas actualmente irresolubles hasta para los investigadores más serios y dotados. Si nos atenemos a los datos que nos proporciona la ciencia, parece altamente que exista vida inteligente en otros planetas de nuestro sistema solar, de modo que deben proceder de lugares que se hallan a años luz de distancia. En tal caso, deberían disponer de una tecnología impensable para nosotros ya que sólo cabría entonces la posibilidad de que sus naves alcanzaran velocidades superiores a la de la luz (viaje traslumínico), fueran capaces de escapar a las dimensiones espacio-temporales y desplazarse a través del hiperespacio, o procedieran de otras
dimensiones (viaje interdimensional) . Si en el espacio exterior existiera una ciovilización que poseyera esa tecnología, no resultaría extraño suponer que también pudierna operar sobre la conciencia individual y transpersonal de maneras totalmente desconocidas para nosotros. Si esto es cierto, es bastante probable que sus visitas a nuestra dimensión nos parezcan fantasías, acontecimientos arquetípicos o experiencias visionarias y que, si tienen algún motivo para ocultar sus visitas, también poseen la tecnología necesaria para alentar la confusión con respecto al tema.
Pero todo esto, en definitiva, suscita un problema fascinante. Si los ovnis realmente existen, y son producto, como decíamos, de una avanzada tecnología, nos encontramos ante la confluencia de dos campos que siempre habíamos considerado antagónicos, el mundo racional de la tecnología avanzada y el mundo irracionald e la fantasía. En tal caso ya no podríamos seguir estableciendo una diferencia clara entre ambos dominios. La posibilidad de un viaje interplanetario de esta magnitud supondría el triunfo admirable de la recionalidad y de la ciencia. No obstante, también experimentamos los resultados de este logro como un fenómeno que suele estar vinculado con el mundo de la magia y del mito, los procesos prerracionales de pensamiento propios de las culturas primitivas, la imaginación creativa de los artistas y las alucinaciones de los alienados. Pareciera pues que este tipo de experiencias cerrara un círculo en el que la conciencia, después de alcanzar las últimas fronteras de la evolución material, retornara a su fuente primordial.

REALIDAD O FICCION







El fenomeno OVNI ( OBJETO VOLADOR NO IDENTIFICADO) constituye una de las experiencias psicoides mas contovertidas de nuestro tiempo (PSICOIDES que no existen en la consciencia y la realidad o materia sino la fusion de estos en un plano paralelo).


En 1947 fueron observados por pimera vesz por un piloto civil lamado KENETH ARNOLD cerca del monte de REINER, pero desde entonces son muchas las personas al rededor del mundo que dicen haberlos visto. Unos dicen haberlos visto en plena luz del dia y otros hablan de una presencia de luces extrañas a mitad de la noche que nunca habian observado, pero tambien mencionan otros que fueron testigos de aterrizajes de unas naves extranas y por si fuera poco hay quienes afirman que fueron ABDUCIDOS (secuestro de humanos ) por las naves extraterrestres, ademas de ser sometidos a rigurosas investigaciones, es decir que fueron ya sea intervenidos quirurgicamente o como afirman muchos fueron lavados de su cerebro para obtener informacioon de que es lo que hace un humano.

El interés público que despertó el fenómeno ovni impulsó a las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos a emprender una investiación exhaustiva al respecto dirigida por un comité especial de la Universidad de Columbia. La conclusión a la que arribaron los investigadores fue negativa, ya que atribuyeron la mayor parte de los avistamientos a desórdenes mentales o a "interpretaciones erróneas" de fenómenos fácilmente explicables como, por ejemplo, globos metereológicos, meteoritos, bandas de pájaros o reflejos inusuales. Pero esta investigación no satisfizo al público ni a los investigadores más rigurosos. El informe del gobierno afirmaba que su principal objetivo era el de prevenir el pánico ante la posibilidad de una visita extraterrestre. Por otra parte, existen documentos que demuestran fehacientemente que las Fuerzas Aéreas difundieron el rumor de los ovnis para encubrir los accidentes de sus propias naves experimentales secretas.


Si bien es posible que muchos avistamientos sean simples fraudes, percepciones erróneas de fenómenos naturales o pantallas que pretenden ocultar determinadas investigaciones secretas, lo cierto, sin embargo, es que numerosos observadores inteligentes, emocionalmente estables e incluso expertos y, por tanto, merecedores de toda confianza, siguen avistándolos. Existen suficientes informes en torno a este tema como para convencernos de que el debate ovni sigue abierto y merece una atención especial.


La controversia sobre este punto suele girar en torno al hecho de si nuestro planeta está siendo visitado por naves espaciales reales procedentes de otras regiones del universo. En nuestra opinión, no obstante, la situación es algo más compleja. Muchos fenómenos ovni parecen tener una naturaleza psicoide, es decir, que si bien no son simples alucinaciones tampoco son "reales" en el sentido ordinario del término, siendo posible que representen un fenómeno "híbrido" en el que se combinan elementos de la vida mental y del mundo físico. En tal caso, sin embargo, el fenómeno sería extraordinariamente difícil de estudiar por medio de los métodos científicos tradicionales, basados en una distinción meridiana entre lo real y lo irreal, entre los acontecimientos materiales y los sucesos psicológicos. Si tal cosa fuera cierta, cualquier estudio comprensivo de este tipo de fenómenos debería ocuparse simultáneamente de la evidencia física y de la nueva perspectiva psicológica que nos proporciona la moderna investigación sobre la conciencia y la nueva física.


Ya hemos señalado que los encuentros alienígenas, las visiones de naves espaciales físicas o metafísicas y los viajes extraterrestres han sido constatados a lo largo de toda la historia de la humanidad. C. G. Jung, que estaba interesado en el fenómeno ovni, escribió un libro fascinante titulado Platillos volantes: Sobre cosas que se ven en el cielo, basado en un cuidadoso análisi histórico de las leyendas sobre discos voladores y apariciones a lo largo de todas las épocas -muchas de las cuales desataron fenómenos de histeria colectiva- y llegó a la conclusión de que el fenómeno ovni puede ser una visión arquetípica que se origine en el inconsciente colectivo.


La mayor parte de los avistamientos ovni van asociados a la visión de luces sobrenaturales similares a las que acompañan los raptos místicos. Las descripciones de los supuestos visitantes, naves y ciudades extraterrestres presentan un incuestionable paralelismo con elementos de procedencia mitológica y, por ello, la hipótesis del inconsciente colectivo resulta sumamente tentadora. Pero éste no es más que un aspecto de la historia. Lo que más nos interesa recalcar ahora es el hecho de que, en muchos casos, los ovnis han dejado evidencias físicas, lo cual los circunscribe al mundo de la realidad consensual. Éste es un elemento que dota al moderno fenómeno ovni de una cualidad claramente psicoide. Sin embargo, la naturaleza de estas evidencias resulta en ocasiones ambigua y deja la puerta abierta a interpretaciones muy diversas. Convendría recordar, en este punto, que la naturaleza caprichosa y elusiva de algunos avistamientos parece confirmar su naturaleza psicoide en lugar de ser un argumento negador de su existencia .


Las controvertidas evidencias físicas que parecen avalar la existencia de los ovnis son las huellas dejadas en el suelo por los aparatos, la tierra quemada, materiales que no pueden ser identificados por medio del análisis químico, fotografías o películas de aficionados, señales enigmáticas en los cuerpos de las personas abducidas, misteriosas mutilaciones de ganado.


Los relatos de quienes afirman haber sido abducidos coinciden sorprendentemente con las descripciones que nos ofrecen otros abducidos sobre formas de vida alienígena y con ciertos símbolos que aparecen durante los contactos. Lo mmismo ocurre en el caso de que las personas carecieran de información o de todo interés sobre el tema antes del momento de la abducción. En los casos en los que los supuestos abducidos han sido hipnotizados para superar la amnesia que parecen sufrir y recuperar, de ese modo, los recuerdos del incidente, los relatos proporcionados independientemente por diferentes testigos acerca del mismo suceso concordaban y eran plenamente congruentes entre sí.


Jaques Vallée, un experto astrofísico e investigador, ha llegado a la conclusión de que algunos ovnis tienen una realidad física que se halla muy estrechamente ligada a las inusuales experiencias internas de quienes experimentan el avistamiento. Según Vallée, las naves proceden de "otras dimensiones" espaciotemporales coexistentes con nuestro universo y que quizás no sean "extraterrestres" en el sentido habitual del término. Vallée especula con la posibilidad de que las inteligencias extraterrestres que producen y controlan el fenómeno sean capaces de manipular el espacio y el tiempo en modos que sobrepasan nuestra capacidad de comprensión e incluso nuestra imaginación. Desde su punto de vista, es posible que el estado de conciencia del observador posibilite que el ovni penetre en su dimensiones espaciotemporal y se haga entonces perceptible. Sin embargo, en su opinión, los ovnis no son el mero producto de la mente del observador ya que, al igual que los guías espirituales de Jung, tienen una existencia independiente de nuestra propia conciencia. En otras palabras, en lugar de ser fabricaciones de nuestra imaginación, los "extraterrestres" utilizan nuestra conciencia como una puerta que les permite entrar en el plano de nuestra realidad cotidiana.


El fenómeno ovni presenta problemas actualmente irresolubles hasta para los investigadores más serios y dotados. Si nos atenemos a los datos que nos proporciona la ciencia, parece altamente que exista vida inteligente en otros planetas de nuestro sistema solar, de modo que deben proceder de lugares que se hallan a años luz de distancia. En tal caso, deberían disponer de una tecnología impensable para nosotros ya que sólo cabría entonces la posibilidad de que sus naves alcanzaran velocidades superiores a la de la luz (viaje traslumínico), fueran capaces de escapar a las dimensiones espacio-temporales y desplazarse a través del hiperespacio, o procedieran de otras dimensiones (viaje interdimensional) . Si en el espacio exterior existiera una ciovilización que poseyera esa tecnología, no resultaría extraño suponer que también pudierna operar sobre la conciencia individual y transpersonal de maneras totalmente desconocidas para nosotros. Si esto es cierto, es bastante probable que sus visitas a nuestra dimensión nos parezcan fantasías, acontecimientos arquetípicos o experiencias visionarias y que, si tienen algún motivo para ocultar sus visitas, también poseen la tecnología necesaria para alentar la confusión con respecto al tema.


Pero todo esto, en definitiva, suscita un problema fascinante. Si los ovnis realmente existen, y son producto, como decíamos, de una avanzada tecnología, nos encontramos ante la confluencia de dos campos que siempre habíamos considerado antagónicos, el mundo racional de la tecnología avanzada y el mundo irracionald e la fantasía. En tal caso ya no podríamos seguir estableciendo una diferencia clara entre ambos dominios. La posibilidad de un viaje interplanetario de esta magnitud supondría el triunfo admirable de la recionalidad y de la ciencia. No obstante, también experimentamos los resultados de este logro como un fenómeno que suele estar vinculado con el mundo de la magia y del mito, los procesos prerracionales de pensamiento propios de las culturas primitivas, la imaginación creativa de los artistas y las alucinaciones de los alienados. Pareciera pues que este tipo de experiencias cerrara un círculo en el que la conciencia, después de alcanzar las últimas fronteras de la evolución material, retornara a su fuente primordial.