El fenómeno ovni constituye una de las experiencias psicoides más controvertidas de nuestro tiempo [psicoides son los "fenómenos que no pertenecen al reino del psiquismo ni al reino de la realidad material sino que se hallan ubicados en el interregno existente ente la conciencia y la materia"]. Desde que en 1947 fueron avistados por primera vez por el pilito civil Keneth Arnold cerca del monte Rainer, son muchas las personas de todo el mundo que aseguran haberlos visto ovnis. Hay quienes dicen haberlos visto a plena luz del día mientras que otros, en cambio, hablan de la presencia de extrañas luces en mitad de la noche. Unos aseguran haber presenciado el aterrizaje de naves extraterrestres mientras que otros, por su parte, llegan a asegurar que se han entrevistado con extraterrestres o que han sido abducidos y llevados a bordo de una nave en la que fueron sometidos a rigurosas investigaciones científicas.
El interés público que despertó el fenómeno ovni impulsó a las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos a emprender una investiación exhaustiva al respecto dirigida por un comité especial de la Universidad de Columbia. La conclusión a la que arribaron los investigadores fue negativa, ya que atribuyeron la mayor parte de los avistamientos a desórdenes mentales o a "interpretaciones erróneas" de fenómenos fácilmente explicables como, por ejemplo, globos metereológicos, meteoritos, bandas de pájaros o reflejos inusuales. Pero esta investigación no satisfizo al público ni a los investigadores más rigurosos. El informe del gobierno afirmaba que su principal objetivo era el de prevenir el pánico ante la posibilidad de una visita extraterrestre. Por otra parte, existen documentos que demuestran fehacientemente que las Fuerzas Aéreas difundieron el rumor de los ovnis para encubrir los accidentes de sus propias naves experimentales secretas.
Si bien es posible que muchos avistamientos sean simples fraudes, percepciones erróneas de fenómenos naturales o pantallas que pretenden ocultar determinadas investigaciones secretas, lo cierto, sin embargo, es que numerosos observadores inteligentes, emocionalmente estables e incluso expertos y, por tanto, merecedores de toda confianza, siguen avistándolos. Existen suficientes informes en torno a este tema como para convencernos de que el debate ovni sigue abierto y merece una atención especial.
La controversia sobre este punto suele girar en torno al hecho de si nuestro planeta está siendo visitado por naves espaciales reales procedentes de otras regiones del universo. En nuestra opinión, no obstante, la situación es algo más compleja. Muchos fenómenos ovni parecen tener una naturaleza psicoide, es decir, que si bien no son simples alucinaciones tampoco son "reales" en el sentido ordinario del término, siendo posible que representen un fenómeno "híbrido" en el que se combinan elementos de la vida mental y del mundo físico. En tal caso, sin embargo, el fenómeno sería extraordinariamente difícil de estudiar por medio de los métodos científicos tradicionales, basados en una distinción meridiana entre lo real y lo irreal, entre los acontecimientos materiales y los sucesos psicológicos. Si tal cosa fuera cierta, cualquier estudio comprensivo de este tipo de fenómenos debería ocuparse simultáneamente de la evidencia física y de la nueva perspectiva psicológica que nos proporciona la moderna investigación sobre la conciencia y la nueva física.
Ya hemos señalado que los encuentros alienígenas, las visiones de naves espaciales físicas o metafísicas y los viajes extraterrestres han sido constatados a lo largo de toda la historia de la humanidad. C. G. Jung, que estaba interesado en el fenómeno ovni, escribió un libro fascinante titulado Platillos volantes: Sobre cosas que se ven en el cielo, basado en un cuidadoso análisi histórico de las leyendas sobre discos voladores y apariciones a lo largo de todas las épocas -muchas de las cuales desataron fenómenos de histeria colectiva- y llegó a la conclusión de que el fenómeno ovni puede ser una visión arquetípica que se origine en el inconsciente colectivo.
La mayor parte de los avistamientos ovni van asociados a la visión de luces sobrenaturales similares a las que acompañan los raptos místicos. Las descripciones de los supuestos visitantes, naves y ciudades extraterrestres presentan un incuestionable paralelismo con elementos de procedencia mitológica y, por ello, la hipótesis del inconsciente colectivo resulta sumamente tentadora. Pero éste no es más que un aspecto de la historia. Lo que más nos interesa recalcar ahora es el hecho de que, en muchos casos, los ovnis han dejado evidencias físicas, lo cual los circunscribe al mundo de la realidad consensual. Éste es un elemento que dota al moderno fenómeno ovni de una cualidad claramente psicoide. Sin embargo, la naturaleza de estas evidencias resulta en ocasiones ambigua y deja la puerta abierta a interpretaciones muy diversas. Convendría recordar, en este punto, que la naturaleza caprichosa y elusiva de algunos avistamientos parece confirmar su naturaleza psicoide en lugar de ser un argumento negador de su existencia [...]
Las controvertidas evidencias físicas que parecen avalar la existencia de los ovnis son las huellas dejadas en el suelo por los aparatos, la tierra quemada, materiales que no pueden ser identificados por medio del análisis químico, fotografías o películas de aficionados, señales enigmáticas en los cuerpos de las personas abducidas, misteriosas mutilaciones de ganado, etcétera.
Los relatos de quienes afirman haber sido abducidos coinciden sorprendentemente con las descripciones que nos ofrecen otros abducidos sobre formas de vida alienígena y con ciertos símbolos que aparecen durante los contactos. Lo mmismo ocurre en el caso de que las personas carecieran de información o de todo interés sobre el tema antes del momento de la abducción. En los casos en los que los supuestos abducidos han sido hipnotizados para superar la amnesia que parecen sufrir y recuperar, de ese modo, los recuerdos del incidente, los relatos proporcionados independientemente por diferentes testigos acerca del mismo suceso concordaban y eran plenamente congruentes entre sí [...]
Jaques Vallée, un experto astrofísico e investigador que ja estudiado y escrito sobre el tema durante dos décadas, ha llegado a la conclusión de que el fenómeno ovni ha evolucionado a lo largo del tiempo. Su propio avistamiento desde el observatorio francés donde trabajaba, el examen de fotografías realizadas por diferentes personas y sus entrevistas a quienes afirman haber tenido un encuentro de este tipo le han llevado a conclusiones que sustentan nuestra tesis de que el fenómeno ovni presenta características psicoides.
Tras varios años de intensa investigación Vallée ha llegado a la conclusión de que algunos ovnis tienen una realidad física que se halla muy estrechamente ligada a las inusuales experiencias internas de quienes experimentan el avistamiento. Según Vallée, las naves proceden de "otras dimensiones" espaciotemporales coexistentes con nuestro universo y que quizás no sean "extraterrestres" en el sentido habitual del término. Vallée especula con la posibilidad de que las inteligencias extraterrestres que producen y controlan el fenómeno sean capaces de manipular el espacio y el tiempo en modos que sobrepasan nuestra capacidad de comprensión e incluso nuestra imaginación. Desde su punto de vista, es posible que el estado de conciencia del observador posibilite que el ovni penetre en su
dimensión espaciotemporal y se haga entonces perceptible. Sin embargo, en su opinión, los ovnis no son el mero producto de la mente del observador ya que, al igual que los guías espirituales de Jung, tienen una existencia independiente de nuestra propia conciencia. En otras palabras, en lugar de ser fabricaciones de nuestra imaginación, los "extraterrestres" utilizan nuestra conciencia como una puerta que les permite entrar en el plano de nuestra realidad cotidiana.
El fenómeno ovni presenta problemas actualmente irresolubles hasta para los investigadores más serios y dotados. Si nos atenemos a los datos que nos proporciona la ciencia, parece altamente que exista vida inteligente en otros planetas de nuestro sistema solar, de modo que deben proceder de lugares que se hallan a años luz de distancia. En tal caso, deberían disponer de una tecnología impensable para nosotros ya que sólo cabría entonces la posibilidad de que sus naves alcanzaran velocidades superiores a la de la luz (viaje traslumínico), fueran capaces de escapar a las dimensiones espacio-temporales y desplazarse a través del hiperespacio, o procedieran de otras
dimensiones (viaje interdimensional) . Si en el espacio exterior existiera una ciovilización que poseyera esa tecnología, no resultaría extraño suponer que también pudierna operar sobre la conciencia individual y transpersonal de maneras totalmente desconocidas para nosotros. Si esto es cierto, es bastante probable que sus visitas a nuestra dimensión nos parezcan fantasías, acontecimientos arquetípicos o experiencias visionarias y que, si tienen algún motivo para ocultar sus visitas, también poseen la tecnología necesaria para alentar la confusión con respecto al tema.
Pero todo esto, en definitiva, suscita un problema fascinante. Si los ovnis realmente existen, y son producto, como decíamos, de una avanzada tecnología, nos encontramos ante la confluencia de dos campos que siempre habíamos considerado antagónicos, el mundo racional de la tecnología avanzada y el mundo irracionald e la fantasía. En tal caso ya no podríamos seguir estableciendo una diferencia clara entre ambos dominios. La posibilidad de un viaje interplanetario de esta magnitud supondría el triunfo admirable de la recionalidad y de la ciencia. No obstante, también experimentamos los resultados de este logro como un fenómeno que suele estar vinculado con el mundo de la magia y del mito, los procesos prerracionales de pensamiento propios de las culturas primitivas, la imaginación creativa de los artistas y las alucinaciones de los alienados. Pareciera pues que este tipo de experiencias cerrara un círculo en el que la conciencia, después de alcanzar las últimas fronteras de la evolución material, retornara a su fuente primordial.

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